sábado, 10 de marzo de 2012

Nuevo Mundo


Las manos amantes

No estoy en el infierno, mi amor.
El infierno es otra cosa, otra cosa.
Tampoco, el lugar de donde vengo
(aunque se base en la mentira)
forma parte del poder maligno.
quieres entender.
¿De verdad me preguntas?,
¿para qué saber la pena de la pena?
El infierno es otra cosa, otra cosa.
Al sitio de donde vengo,
una fábrica de silencios en el aula del pueblo,
se le llama cultura.
Allí, la riqueza
se reparte entre pocos y se otorga a los menos,
o se obtiene en legado por matar a tu hermano.
Te hablo del teatro que no hechiza,
del talento que se oculta bajo la alfombra
por infames mediocres,
de la imaginación atada al ostracismo.
Pero el verdadero infierno es otra cosa, otra cosa.
Puedo arar sobre un poema (nieve que limpia)
y su fruto es semilla,
y su fruto alimenta:
el orgullo y el hambre,
el canto de la guitarra,
el sabor del instante
y las manos amantes.
Puedo arar sobre un poema
todo cuanto he visto y siento.
Darle creación. Movimiento.
Convertirlo en una venda de terciopelo azul
para envolver tu herida con mis besos
y arrancarte la tristeza.
Convertirlo en belleza.
Puedo arar sobre un poema
y hacer de tu silencio mi palabra;
entregarte una luna amarilla y roja,
que en tus ojos sea como una luz hermosa
que evita la desgracia.
Pero eso no es el infierno.
El infierno es otra cosa, otra cosa.
Comamos fresas del árbol de la conciencia;
observemos la noche que deriva;
comprendamos el espacio del ajedrez cambiante
del tablero del tiempo.
Seamos;
simplemente seamos
el surtidor de llamas que en ondas de claveles azules
enciende la alborada en tu cintura.
Hay islas de geranios y blancuras perfectas
en tu interior, mi niña,
donde afrontar  quimeras,
donde evitar las ciénagas.
Rueda la sociedad.
Rueda , rueda y rueda...
Pero nosotros seguimos en nosotros,
sobre el órgano que alienta
el halago sincero.
Somos fe, somos paz,
somos dos que han hallado
(al prolongar lo grato)
la inmortal singladura
donde beben los astros.
La creación es movimiento
que va de tu aroma al mío,
que une nuestros caminos
hasta conseguir ser uno sobre el orbe absoluto.
Nuestro fruto es semilla,
y es orgullo y es canto;
es la arcilla de barro
que edifica columnas.
Porque el infierno es estar sin ti…
y tener que seguir, amada.
Tener que seguir.

2 comentarios:

  1. Es precioso, tiene tanta sensibilidad y belleza.

    Gracias amigo Poeta.


    Un beso

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    Respuestas
    1. Gracias a ti, mi bella poetisa.
      Por estar aquí. Por alegrarme el día.
      Por la paciencia.
      (He, he… entiendo que es un poema muy largo.
      Sólo con verlo… Tela.)
      Cuídate y muchos besos Patricia.

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