viernes, 16 de marzo de 2012

Nuevo Mundo


Sin brújula 


Apenas respira la memoria
sobre este subsistir en el tic tac de un planeta, 
que tose ozono en su cara más umbría, 
y que prosigue valiente, 
intrépido e imparable hacia su cúspide perfecta
en esta nuestra tierra virgen.
Somos. Simplemente somos.
Esgrimimos una colectividad que escoge
nuevas maneras de relacionarse
(más bondadosas, más amables, más auténticas)
y desafiamos las leyes heredadas en la ya vieja época
marchita del otro lado.
¡Qué hermandad!
Se ha parado la queja,
la miseria derramada.
Hemos erigido una anarquía pacífica,
real e inconcebible, que boga sin reo 
sobre las tradiciones del hombre limitado por su clase social. 
Hemos hallado el regocijo:
esa alegría que nos llena de afecto y respeto ante la envestida 
del vivir cotidiano.
Aquí, amigo, aquí… donde queremos acogerte
Felices, completos, seguros.
Y compartir la génesis de una civilización diferente:
tuya y mía, alada, nuestra.
Escúchame, por favor. 
Atrás quedaron los gritos del calvario para nosotros,
las cruces del  periódico,
las prisas en su horario.
Atrás quedaron las estéticas del materialismo,
los trazos consumidos,
los nervios, el cinismo,
los constantes peligros. 
Tenemos fantasía, alimentos,
una realidad, el esfuerzo
la estima por la naturaleza,
los sueños y el sentido,
el ahora,
los hijos bendecidos,
la felicidad que entrega,
el refugio.
Y hoy,
en este precioso instante,
el bosque está cantando esperanza encendida,
y siente el milagro de la ruta sin brújula.
Las nubes dibujan paisajes de azucar
y sobre el lago los nenúfares
flotan sobre una belleza infinita.
La lluvia es tan limpia, tan limpia,
que sus gotas de vida 
semejan pétalos de luna,
pétalos de luna.
Hay un halo de hermosura en mi tierra escondida…
que puede ser la tuya.
Es una absolución que intenta
animar a los sentidos huérfanos 
del nacer entre sombras;
una espiral de aromas en la boca del día.
¡Ven!
 No te lo pienses. 
¡Ven!
Tráeme el dolor que aquí lo curarás.
Hay un universo de ojos llenos de sonrisas,
creencias ilimitadas, paz, dársenas encantadas.
Queremos que sientas lo extenso del mañana,
la inmensidad que ama.
Te explico: yo sufrí lo que tú sufres.
Una vez-- hace ya mucho tiempo--
la corriente de las horas me arrastraba
hacia la cadena ciega
donde se atan las razas y los credos,
en el pertenezco a este estandarte 
a este gobierno a esta mentira.
Sufría las responsabilidades que aprendí en la infancia;
buscaba el porvenir común;
sentía la negligencia de aquellos locos que pensaban diferente.
Estaba hecho, domesticado, engañado.
Inscrito a la factoría,
que crea números en la mente del ser humano.
Y entonces en un estallido de conciencia, 
 --casi como un milagro--,
vi en mi mismo otra manera de concebir la existencia, 
y por todos mis poros se inflamó la comprensión.
Que esfuerzo vano, que fragilidad;
que cárcel de costumbres 
me tenía encadenado a un sentido hostil del entendimiento.
Delincuente de lo invisible,
aprendí a ver los laberintos genéticos,
los inmensos eriales, los versos maniatados,
y eche a volar.
Libre.
Sin arrepentimiento, sin pena, sin queja.
Y volé, y volé.
Atravesé las moribundas direcciones.
Crecí. 
Me encontré con mi profundo.
sin saber el porqué. 
Así, de sopetón,
me convertí en poeta.
Y hoy,
superviviente del agua,
despierto,
embriagado de ensueño.
Me tengo. Soy.
Y ella está conmigo.
¡Qué maravilla!
Mi azul hermoso,
mi pequeña locura.
Mi amor, mi aire, mi guía…
mi esposa.
Me besa; la beso.
Rodeados de un crepúsculo, encantador;
en donde sentimos marchar otra victoria 
como si nos abrigará,
la negrura que va llegando en un abrazo
y nos hace uno con la oscuridad.
Es la emoción callada; 
es la pura eternidad;
un saber que alimenta los instintos del valle; entrelazados:
dos árboles,
dos sensaciones de carne bajo las estrellas. 
¡Qué olor , Dios, qué olor!
Son racimos de violetas, azucenas y rosas;
es poesía, es dulzura, es un sitio alejado; 
es un cielo en las manos.
Atrás quedaron, atrás quedaron:
los pueblos, sus calles;
las ciudades, sus barrios;
los semilleros de obreros mal pagados
en campos de trabajo,
que formaban barcos de mano de obra barata
y cruzaban intencionadas mareas,
donde se evita el pensamiento libre
mediante la esclavitud.

2 comentarios:

  1. A ver Moisés..aún busco en el diccionario el calificativo perfecto y no está!
    Yo solo te felicito de corazón por escribir así, es un don, es sentir el cuerpo, el alma y los huesos.
    Y así simplemente así se escribe y me gusta.
    Te dejo un fuerte abrazo mi querido amigo, que tengas un hermoso fin de semana.

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    1. Hola cristina. Como estas?.
      En primer lugar pedirte excusas por no haber respondido antes.
      Hace ya algún tiempo que conseguí arreglar poder responder los comentarios y bueno, esta vez; entre la enfermedad de mi Tito que ha empeorado estos días (Dios quiera que vuelva a recuperar salud) y otros trabajos familiares no he podido entrar en el blog prácticamente. También cabe destacar que me he metido de lleno en un nuevo poemario en rima, arduo y difícil, que me esta quitando casi todo el tiempo libre.
      No puedo por menos que agradecer tus palabras. Por que me hacen falta y me ayudan a calmar mi mente en mi proceso de crecimiento poético. La verdad es que todavía no he recibido ni una sola mala critica, pero en igual modo es verdad que poco caso me hacen las editoriales y demás gremios literarios. Y eso ocasiona que la duda este ahí. Esperando. Agazapada en un recodo de la conciencia y entablando una lucha con el yo que cree en mí. Por tanto es importante cuanto me dices y que me leas.
      Quiero mandarte un abrazo y desearte mucha salud para ti y los tuyos. Y espero que todo te vaya magnifico. Ya volvemos a comunicar cuando nos sea posible.
      Besos y poemas, Cristina

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