miércoles, 4 de mayo de 2011


11-Donde la carne se alquila


Quiero escribir con sangre de mi alma
el grito que en mi voz es tierra herida;
y definir así mi ser, mi vida,
paisaje que del hombre me consigna.

De madrugada, amor,
de madrugada,
humildes de sol y huida,
mujer y hombre que olvidan del océano
cenizas.
Dormidos sobre una brisa
que ardió de noche encendida
--feroz, brutal y caníbal--,
bajo una seña cautiva
antes de ensoñar su fuga.

Estamos liberando el tiempo,
extraños,
somos su guía 
de aquí hasta la sepultura.
Pues por amar
ya hemos muerto;
y roto turbios crepúsculos
(insomnes sitios distantes),
consumidos por el beso
en este barco de infierno
donde la carne se alquila,
como un roce o un instante
que en su calor asesina.   

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