16-Tiempo adentro
Volvía a querer sonreír en calma:
dibujo del abrazo que entregaba.
En todo lo que hacía, y lo que amaba,
cosía la esquirla de su alma.
Y jugaba. ¡Sí! Jugaba. Ensoñaba.
Con un azul de espíritu indecible,
podía descubrir lo inconcebible…
mas con lo que tenía le bastaba.
Sus alas eran bosques que brotaban
de vuelta al sol. Y en él dejó de odiarse,
respirando la esencia de su encuentro.
Sus besos delicados abrigaban.
Se asombró del aroma de aceptarse
en el niño que se hurta… tiempo adentro.
Volvía a querer sonreír en calma:
dibujo del abrazo que entregaba.
En todo lo que hacía, y lo que amaba,
cosía la esquirla de su alma.
Y jugaba. ¡Sí! Jugaba. Ensoñaba.
Con un azul de espíritu indecible,
podía descubrir lo inconcebible…
mas con lo que tenía le bastaba.
Sus alas eran bosques que brotaban
de vuelta al sol. Y en él dejó de odiarse,
respirando la esencia de su encuentro.
Sus besos delicados abrigaban.
Se asombró del aroma de aceptarse
en el niño que se hurta… tiempo adentro.
Me gusta.
ResponderEliminarTodos llevamos un niño adentro.
Buen fin de semana.
Un abrazo.
Salud Gaucho y gracias
ResponderEliminarUn gusto deleitarme con tus versos, me gusta la forma de tu expresión.
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias Cristina. Mucha salud.
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