viernes, 2 de diciembre de 2011

Los sonetos del agua

16-Tiempo adentro


Volvía a querer sonreír en calma:
dibujo del abrazo que entregaba.
En todo lo que hacía, y lo que amaba,
cosía la esquirla de su alma.


Y jugaba. ¡Sí! Jugaba. Ensoñaba.
Con un azul de espíritu indecible,
podía descubrir lo inconcebible…
mas con lo que tenía le bastaba.


Sus alas eran bosques que brotaban
de vuelta al sol. Y en él dejó de odiarse,
respirando la esencia de su encuentro.


Sus besos delicados abrigaban.
Se asombró del aroma de aceptarse
en el niño que se hurta… tiempo adentro.

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